G.B.
Madre de una niña y un niño, ingeniera.
Enero 2022
Más allá de la formación en crianza consciente que yo tenía, más allá de los contenidos teóricos, el COSP me ha permitido pasar de la parte racional (entender las cosas) a la parte emocional (sentir las cosas). Esto ha sido decisivo porque ha supuesto integrar cosas que ya sabía y ponerlas en práctica desde otro sitio y por tanto de manera diferente: ahora lo hago desde el «querer hacerlo y no desde el tener que hacerlo». No es mi primer acercamiento a una forma más empática de entender la infancia, pero quizá sí sea el más profundo, y es por el autoconocimiento que me ha aportado y por ese «suficientemente bueno» que tanta paz me ha dado.

V.C.
Madre de una niña de 8 años y un niño de 5, y programadora de aplicaciones móviles.
La relación con mi hija mayor siempre fue complicada, pero a raíz de mi divorcio con su padre se volvió insostenible. Marcaba toda la vida familiar con agresividad y violencia y se nos hacia muy difícil emocionalmente pasar tiempo juntos.  El curso de COSP me ha permitido aprender a ver qué necesitan mis hijos de mi y de su entorno en cada momento, ahora se sienten más seguros y confiados. El comportamiento de mi hija ha dado un cambio radical. Poder estar en familia disfrutando de ellos sin miedo a que la situación se dinamite era algo casi imposible antes de COSP y ahora es algo cotidiano. Para mí es imprescindible conocer el COSP para tener una relación sana, positiva y constructiva con los hijos.

M.P.
Madre de un niño de 8 años, y música.
Soy madre de un niño de 8 años. Desde que nació supimos que él era diferente y durante muchos años he intentado buscar respuestas a su comportamiento inusual, sus rabietas, sus momentos de agresividad extrema… pero no lo encontraba.   Cuando por fin di con Arwen y Trinidad se me abrió una nueva visión de la realidad. En seguida inicié los talleres del COSP, que me ayudaron a no sentirme sola, pues en el grupo había otras madres y cuidadoras con problemas similares a los míos. Eso ya era un gran paso, después de la soledad que sientes durante años porque nadie te comprende y piensan que exageras o que no sabes educar a tu hijo.   Pero lo más importante que me enseñaron los talleres fue a comprender realmente a mi hijo, a ser capaz de ponerme en su piel, reconociendo sus necesidades para poder responder con sensibilidad y disponibilidad. También me di cuenta de mis limitaciones como madre, pude observarme a mí misma con otros ojos y entender qué momentos del comportamiento de mi hijo activaban -de manera automática en mí- respuestas injustas hacia él por recordarme vivencias pasadas de cuando yo fui niña.   El camino es largo y el trabajo es duro, pero ya voy viendo avances. Ya vuelvo a casa con ganas de verlo, de abrazarlo. Noto que algo ha crecido entre él y yo. Aun así sé que me quedan unos cuantos obstáculos por el camino. Todavía sé que tengo unas 500 oportunidades de volverme a equivocar, pero sé con certeza que a la 501 todo estará reparado.

D.C.
Padre de un niño de 8 años, y publicista.
Acudí al COSP para intentar mejorar la relación con mi hijo de 8 años. Desde pequeño ha sido muy activo y nervioso, pero a medida que iba creciendo la convivencia se deterioraba porque le cuesta acatar normas y reacciona de forma violenta cuando se frustra. El COSP me ha ayudado a comprender muchas cosas, que, aunque parecen obvias, no siempre somos capaces de ver claramente debido al agotamiento físico y mental que sufrimos a diario: La primera, que es un niño de 8 años y necesita nuestra ayuda. El COSP me ayudó a distinguir claramente a en qué momentos necesitaba acudir al refugio seguro para recibir cariño, atención, consuelo, reconocimiento… y en qué momentos necesitaba explorar y descubrir la vida por sí mismo. El COSP también me ayudó a entender que mi estado de ánimo personal y el de mi pareja influía de forma tremendamente directa en la respuesta de nuestro hijo. De este modo fui capaz de entenderme y controlarme mejor para poder ayudar mejor. Por último, el COSP me ofreció una perspectiva global mucho más optimista de la que solía tener mirando a corto plazo. Tengo un hijo sano, alegre, sociable, con muchísimas virtudes que no puedo hacer olvidar cuando se descontrola.  Con las herramientas del COSP aprendí a manejar mejor las situaciones de conflicto. Todavía sigo en proceso de aprendizaje y mejora, pero los avances son considerables.

C.R.
Madre de dos hijos de 6 y 2 años, y psicóloga.
Conocer el Círculo de Seguridad me ha permitido aprender a «ser manos» de mis hijos, es decir, a ser su sostén, su apoyo para explorar y su refugio para volver. Ver el círculo en mis hijos me ha dado seguridad y confianza como madre. Han desaparecido muchas de las dudas y miedos que tenía sobre cómo estaba criándolos. Ahora sé que puedo equivocarme y arreglarlo sin dañar nuestra relación gracias a las herramientas y la mirada que te aporta el COSP. Me queda mucho por integrar pero este cambio de mirada ha supuesto una mejora en la relación con mis hijos.